Situada en Anglet, en los Pirineos Atlánticos, esta vivienda nació con la intención de crear una nueva construcción rodeada de naturaleza.

Tras un incendio que afectó gravemente al bosque, el concepto inicial tuvo que replantearse. Aunque la zona fue rápidamente reforestada, el proyecto se adaptó al nuevo paisaje manteniendo siempre una estrecha conexión con su entorno natural.

La paleta de materiales se limitó deliberadamente a unos pocos elementos clave: madera, roble claro, muros y suelos de hormigón, suelos de madera natural Arbony y tarimas de IPE para las zonas exteriores. La transparencia y la apertura fueron prioridades en el diseño, con aaberturas verticales y horizontales que conectan los espacios interiores y exteriores y crean un flujo continuo en toda la vivienda.

La luz natural desempeña un papel esencial en el proyecto: las claraboyas en la entrada y en los baños permiten que la luz del día inunde el interior, potenciando la sensación de amplitud y apertura. Las diferentes alturas de techo, los tabiques curvos y una escalera oblicua aportan dinamismo visual y destacan la generosidad de los volúmenes.